Cómo planificar tu día con el método de Benjamin Franklin

 

“Quien fracasa al planificar, planifica su fracaso.” — Benjamin Franklin

Benjamin Franklin. El autor, poeta, político, científico, inventor, padre fundador de los Estados Unidos, entre otros logros en su vida. Es uno de los personajes que más agradece la historia el haber nacido y dejado su legado, del que aún se habla mucho y se sigue utilizando sus métodos y creaciones.

Si han seguido mis anteriores publicaciones, seguro se habrán dado cuenta de lo que me fascina e intriga las prácticas de diferentes personajes acerca de la planificación y por ende su productividad y gestión del tiempo y recursos.

Franklin es para mi el experto en el tema. A pesar que falleció hace 228 años (1790) su huella en este mundo aún sigue presente. Hace ya un tiempo que escuché el audiolibro de su biografía Benjamin Franklin: An American Life por Walter Isaacson (que por cierto, les recomiendo que si quieren escucharlo y aún no se unen a Audible, pueden escuchar este y otro audiolibro más completamente gratis. Fin de anuncio no patrocinado.) del que logré destacar algunos temas, los cuales les presentaré a continuación antes de ir directamente al tema de la planificación del día:

 

  • Benjamin Franklin fue autodidacta desde muy temprana edad. El siempre decía que si querías aprender algo, siempre encontrarías la forma de hacerlo. Aunque no lo destaco en este artículo (Ser autodidacta de una manera productiva y divertida a la vez) te lo recomiendo como base para iniciar o mejorar tu práctica como aprendiz de la vida.
  • También es reconocido como uno de los primeros ‘nerds’ respecto al desarrollo personal. Su obsesión por mejorar sus habilidades constantemente lo llevaron a programar horas específicas dentro de su planificación diaria para trabajar en cada una de ellas. Y jamás fue celoso con su aprendizaje, ya que de 1732–1758 siempre compartió sus buenas prácticas a otros por medio del Almanaque del Pobre Richard que en su momento era una de las mejores fuentes de aprendizaje durante la época prerevolucionaria.
  • Benjamin creía que debíamos aferrarnos a una idea, que aunque el mundo aún no esté preparado para conocerla, trabajemos en ella aunque sus resultados den fruto 25, 50, 100 años después. En estos tiempos, esto no nos parece algo extraño, quienes conocemos de historia, sabemos que muchos logros de hoy en día se deben a esfuerzos de años atrás. Quien descubrió la electricidad, también inició experimentos para lograr almacenarla. Por lo que se le atribuye el haber iniciado con la idea de la batería (pila) inventada en 1800 por Alessandro Volta. En 1790, el año en que falleció, el hizo una petición al gobierno de Estados Unidos para abolir la esclavitud, algo que sucedió 75 años después. Actualmente podría decir que lo más cercano a esta idea (aunque sé que podrían haber más casos) es la idea de Elon Musk de poblar Marte. Él reconoce que pueda que no tenga la oportunidad de presenciarlo, pero desea crear las bases que llevarán a lograrlo.

Esto fue lo más relevante para mi, sin embargo hay mucho más que aprender de este personaje en este libro y a partir de sus obras como el ya mencionado Almanaque del Pobre Richard, The Way to wealth, A Dissertation on Liberty and Necessity, Pleasure and Pain, entre otras.

 

 

Pero volviendo al tema principal y el cual los trajo a esta publicación, quiero compartirles la estructura diaria de Benjamin Franklin. Como verán en la imagen de arriba, no es algo tan sofisticado ni laborioso, sin embargo pocos son los que se comprometen a realizarlo al 100%.

  1. La primera pregunta que debes hacerte todas las mañanas y la última antes de dormir: ¿Qué bien haré este día? y ¿Que bien hice hoy? Esto determinará nuestro objetivo principal del día. Franklin recomienda que establezcamos nuestras prioridades y nos enfoquemos en ellas. Como mencionaba en mi artículo anterior El Poder de una cosa a la vez acerca de la pregunta que nos lanzan los autores de The One Thing¿Cuál es la única cosa que puedo hacer para que al hacerlo, todo lo demás sea más fácil o innecesario? debemos reconocer cada día antes de iniciar, qué es lo más importante dentro de nuestras tareas y enfocarnos en concluirla. Y mejor aún, si esto logró impactar positivamente a alguien más. Esto lo podremos evaluar antes de dormir con la segunda pregunta. Si en caso no logramos terminarla, mañana será nuevamente parte de nuestra pregunta matutina.
  2. Según su rutina de descanso 10–4, nos indica que despierta a las 5:00 a.m e inicia con un período de 3 horas (5–7) para preparar su día, estudiar, leer o investigar respecto al tema que este abordando actualmente y tomar su desayuno. Siempre he sido de la idea de levantarse temprano y aprovechar las primeras horas de luz para realizar precisamente estas actividades. Yo agregaría hacer por lo menos 30 minutos de ejercicios; esto nos ayudaría a preparar nuestro cuerpo para el resto del día, y claro, nos mantendrá saludables por el resto de nuestras vidas.
  3. Trabajo de 8–11 y 2–5 (bloques de 5 horas) esto es lo que se acostumbra hoy en día en cuanto a los horarios laborales. Sin embargo no siempre se realizan con enfoque total. En muchas ocasiones las 5 horas son utilizadas para revisar correos, atender llamadas fuera de labores, leer — incluso aunque fuese de un tema relacionado al trabajo, estaría fuera de lo que deberíamos hacer en nuestro horario laboral, según Franklin — , y tomar café con compañeros de trabajo para discutir acerca de lo acontecido un día anterior. Debemos cuestionarnos si realmente estamos aprovechando nuestros bloques de 5 horas para trabajar en lo que realmente debemos.
  4. Al medio día es oportuno darnos un descanso entre los bloques de 5 horas laborales para tomar nuestro almuerzo y de paso, revisar nuestros correos, redes sociales, noticias, etc. En los tiempos de Franklin definitivamente no existía este tipo de distracciones, sin embargo él aprovechaba esas 2 horas de descanso para revisar sus reportes u otro documento de su interés.
  5. Por la tarde, antes de dormir, Benjamin sugiere poner todas nuestras cosas en orden, tomar nuestra cena, relajarnos con música u otra forma de entretemiento y aprovechar el tiempo para socializar. Es preciso que nos demos la oportunidad de desconectarnos a cierta hora del día para enfocarnos en nosotros mismos y en nuestros seres queridos. Este período de tiempo (6–9) es el ideal para hacerlo.
  6. Y por último, tomar un descanso de por lo menos 8 horas (10–4). Con esto estaríamos no solo recuperando nuestro cuerpo del cansancio del día, sino que nos ayudará a nuevamente enfocarnos en nuestras tareas del día. Una persona que no descanse bien durante la noche, es casi imposible que tenga un buen desempeño durante el día. Es preciso incluso ser estrictos con nuestro tiempo de descanso.

Recuerden que el tiempo perdido jamás es recuperado. Es por ello que debemos tener presente y de una manera estructurada, como aprovecharemos cada hora de nuestro día y la mejor y más simple forma de hacerlo es como en su momento lo hacía Benjamin Franklin. Y vaya que con esto logró hacer muchas cosas durante su vida.

Me encantaría saber si tienes alguna práctica aparte a ésta que te acaba de compartir. Escribe tus comentarios o envíame un mensaje a mi correo o a través de mis redes sociales.

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